Un Campeonato de Europa de Karate es una oportunidad, tan buena como cualquier otra, para explorar un país.
Si la primera impresión es la que cuenta…¡cuantas bicis! y…¡la mayoría no tienen candado! Detalle importante que dice mucho en favor del civismo de los daneses.
La bici es la protagonista indiscutible del país pero especialmente en la ciudad, diseñada para desplazarse en ella. Su uso es gratuito. La tomas en el punto de origen y la dejas, así de simple. No tendrás problema para encontrar otra. Por supuesto, el carril bici siempre está presente y tampoco hay tantas cuestas como en Madrid.
Es fácil es llegar al hotel; tren directo y frecuente desde el aeropuerto a la Estación Central de Copenhague y desde allí, andando. Son las 11 de la noche, acabo de llegar a una ciudad desconocida, acompañada de dos menores y me siento segura.
En Dinamarca es fácil evitar el coche cuando la infraestructura ferroviaria es tal que te comunica con todo el país, incluso con el país vecino construyendo sobre el mar el puente combinado más grande de Europa, Puente de Öresund. Nada menos que dos líneas de tren y cuatro carriles de autovía.
Copenhague es un ejemplo de ciudad limpia y saludable. De noche pueden contemplarse las estrellas sin salir del centro, en las calles no se ve basura, se sigue apreciando el civismo.
Para los que no podemos prescindir de un recorrido a pie, cámara en ristre, entre la Rådhuspladsen (Plaza del Ayuntamiento) y Kongens Nytorv (Nueva Plaza del Rey), se puede pasear por Strøget, la zona peatonal más grande de Europa: tiendas, cafés, restaurantes y músicos callejeros.
A poca distancia llegaremos a los Jardines de Tivoli, la Estación Central de Copenhague, el Teatro Real de Copenhague, Frederiks Kirke o iglesia de Mármol, Kongens Nytorv (la nueva plaza del Rey), Langelinie y el Palacio de Amalienborg, la residencia real.
Merece la pena, sin duda, un paseo en barco desde el canal del Nyhavn (Puerto Nuevo) hasta la emblemática Sirenita (Den lille havfrue).
El barco parte del paseo marítimo del Nyhavn, frente a las coloridas fachadas de sus pequeños hoteles de los siglos XVII y comienzos del XVIII, bares, cafeterías y restaurantes. Especial encanto tienen sus barcos históricos de madera que nos trasladan a su pasado vikingo. Un buen lugar también para degustar la gastronomía local; especialmente los pescados a la parrilla, asados, especiados, a la salsa, ahumados, marinados, en salmueras, etc. Sobre todo el arenque, bacalao, salmón, atún y caballa. Sus quesos de alta calidad: Danablu, Esrom, Castello Blue, Danbo, Havarti, Mycella y Requesón ahumado (especialidad de la isla Fyn o Fionia). Para saciar la sed una Carlsberg o una Tuborg, cervezas de origen danés de fama internacional.
A continuación, realiza un bello recorrido por el puerto, sus canales, su historia e interesante arquitectura vinculada a su origen pesquero y comercial. Mención especial merece la impresionante Opera de Copenhague, el moderno teatro diseñado por Henning Larsen sobre las aguas.
En la orilla, una multitud anuncia que nos acercamos a la bella escultura de una sirena de bronce inspirada en el cuento de Andersen, divisando el Mar Báltico, sobre unas rocas en la bahía del puerto. Merece la pena esperar para fotografiarla. Es, sin lugar a dudas, el posado más requerido de Dinamarca.
Como la excusa fue un campeonato de kárate no hubo tiempo para mucho más que dos modestas pero acogedoras localidades: Holstebro (sede del campeonato) y Humlum, donde disfrutamos del acogedor y económico camping Toftum Bjerge Holiday House, junto al mar y con el encanto propio de un país de cuento.
Se puede imigrar a dinamarca desde españa